Guinea, 19 de septiembre 2020

La madre de María se enfureció cuando supo que su hija tenía una Biblia. Ella había criado a María bajo la influencia de la religión más importante de Guinea, y no quería que se hiciera cristiana. Así que viajó a la casa de María en Conakri. –¿Dónde está tu Biblia? –le preguntó al llegar. –En mi habitación –respondió María. Su madre irrumpió en la habitación y comenzó a buscar por todas partes, pero no pudo encontrar la Biblia. –No veo ninguna Biblia en tu habitación –le dijo. María miró hacia su dormitorio y notó que la Biblia estaba bien visible sobre la mesita. El siguiente sábado, María visitó la iglesia adventista por segunda vez, decidiendo no ir a trabajar a la tienda de su propiedad. Cuando su madre lo supo, la abordó de inmediato. –¿Dónde estabas? –le preguntó. –Estaba en la iglesia –respondió María. La madre se enfureció nuevamente. María no sabía que la religión de su familia se oponía al cristianismo ni que para ellos era un honor matar a los familiares que se convirtieran en cristianos. –Mamá, me siento feliz trabajando durante toda la semana en la tienda, pero ya no trabajaré los sábados –le informó. Desde ese día, su madre comenzó a golpearla. –Prefiero verte muerta a sufrir esa deshonra –le advirtió. Como María no cambió de opinión a pesar de las golpizas, su madre le bloqueó las cuentas bancarias. María, que estaba acostumbrada a llevar un estilo de vida lujoso, se extrañó al no tener acceso a sus cuentas. Cuando le comentó a su madre que sus cuentas estaban bloqueadas, ella culpó a los adventistas de sus problemas.